martes, 1 de marzo de 2011

Los títeres enanos

De la galería de los “poetas menores” que existen en habla hispana, ninguno le pareció tan desesperado a Camilo (aparte de él mismo, por supuesto) que un poeta del que tuvo noticia por casualidad, que no sabía Camilo si era por convocar la “fama” como diera lugar y modo , o por hacerse notar de una forma imperiosa pues se dio a la tarea de usar el plagio como una forma de escritura propia ( Plagiaba a cualquier poeta que se la atravesara por el camino: hasta ahora Camilo no sabia si había plagiado a algún “poeta mayor”) hasta el punto de dividir la historia de su literatura en dos ( él en su megalomanía decía que había dividido la historia de la literatura en dos) : los poetas que son dignos de haber plagiado y los poetas que después no se ameritan ni de plagiarse. Camilo se preguntaba si él mismo merecía plagiarse de él, pero en el fondo le asustaba ese juego pues la literatura se tomaba muy en serio hoy por hoy hasta el punto de haberse construido horribles metáforas como la de que los productos literarios eran hijos de sus creadores “sangre y huesos”; era la desesperación del escritor contemporáneo, pues pensaba Camilo que ese era otro fenómeno de masas, eran escritores masivos como pintores masivos, habían poetas y escritores como maíz para gallinas decía Camilo, el escritor genial ya era un mito en la historia de la literatura y estos escritores masivos se peleaban sus derechos de autor como progenitores pelándose la custodia de sus hijos. Horrible aspecto presentaba la literatura pensaba Camilo. Ya se había destacado el hecho de que el arte actual había perdido su imprescindibilidad en el sentido que miles y miles de personas podrían vivir toda su vida sin ninguna noticia de arte. El arte ya no volvería a ser la misma y quedaba sometida a (como casi todo) a la libertad de conciencia- terrible noticia- Ahora Camilo no sabía qué clase de poeta era él (porque pensaba que contemporáneamente se negaba que la literatura era una, que ya no tenía razón de ser los géneros literarios) que todos los escritores eran simple y llanamente poetas. Camilo pensaba en Jorge Lemoine y Bosshardt según como lo presentaban en Wikipedia: era una presentación impresionante… “Nacido en Argentina en 1948, Jorge Lemoine y Bosshardt es un poeta, plagiador y auto promotor, quizá en orden inverso de relevancia. Es especialmente insistente, y ha creado al menos una veintena de títeres en Wikipedia para reponer una y otra vez el mismo texto. También se auto promociona en todo tipo de foros y ha llegado hasta el extremo de suplantar el nombre de personas críticas con él para auto promocionarse en Wikipedia (por ejemplo, Aitana Cortázar...” Camilo le parecía que ese juego literario ya no tenía razón de ser actualmente de tanto que se había jugado, pero en el fondo no se confesaba que eso lo hubiera querido hacer al menos unos años atrás. El que había inventado sin éxito y con suma ignorancia movimientos poéticos que ya habían sido inventados y hasta reinventados, él que vivía rodeado de mediocres que se creían geniales y le proponían inventar juegos que ya habían sido inventados ¿en el fondo envidiaba a Jorge Lemoine y pensaba que él jamás se fijaría en él para plagiarlo y si lo hiciera, pensaría que el haría lo mismo con él, tomaría a cada uno su s hijastros y los copiaría fielmente… Ah la literatura que puerca es hoy día, nadie piensa en robar los tesoros literarios que hay leyéndolos sino en crear porquerías que nunca llegaran a tener ninguna carta en la historia.
El poeta Jorge Lemoine usó recursos literarios que ya habían sido usado miles de veces. Quizá su merito si es que tiene alguno se deba a que osó usarlos hoy día, en una sociedad inundada de poetas menores, que creían en sus versos en un tiempo en que el verso ya había sido desterrado de la historia. El merito lo tenía en decirse descaradamente plagiador y suplantar a la gente real con sus títeres cuando los genios de este recurso habían inventado títeres que aun hoy día se creen que fueron reales, aun muchos creen que Pierre Menart fue el autor del Quijote (y lo creerán en el futuro). A Camilo no dejaba de parecerle esto increíble , pues a estas alturas de su vida no sabía cómo tomar la literatura , estaba tan confundido como hace 20 años cuando empezó a escribir pensando en los huevos del gallo, en las mujeres y en quien sabe que cosas más. Nunca podría olvidar que él sirvió de ejemplo a dos lindas niñas aspirantes a escritoras para que no cometieran tan disparatada empresa, y las que le recomendaron sus consejos fueron otras dos lindas niñas que aparentemente salieron deslumbradas de sus lecciones de escritor de más de 15 años en el oficio. Ahora Camilo no sabía para que servía la literatura, si para deslumbrar a uno o dos parroquianos o lanzarla en el tiempo para que la leyeran tres o cuatro despistados que les parecería lindos sus versos o su prosa. Camilo sintió como si hubiera descubierto el sentido de la realidad cuando leyó la biografía en wikipedia del reconocido “plagiador literario”, ni siquiera las noticias espeluznantes de la crónicas judiciales y políticas le hicieron parar en la realidad como el caso de este descarado plagiador que parte en dos la historia de la literatura: la que no sirve para nada y es tan practicada como los miles de pintores que abundan y tan megalómana como los miles de poetastros que se creen geniales, pero de todas maneras Jorge Lemoine le parecía un escritor genial, un títere más que se ríe de todos.