domingo, 30 de junio de 2013

LA ADOLESCENTE

Meses atrás había visto a una adolescente excesivamente maquillada, de cabello crespo;  tenía puesta una falda que dejaba ver sus delgadas piernas, una blusa también estrecha y unas zapatillas de puntas largas.  Estaba sola y no llevaba nada en sus manos; parada en una esquina, al  lado de una cervecería.                                                                                
 Pasé junto a Ella y vi sus ojos marrones; Llegué hasta la otra esquina donde se estacionaban los moto taxistas. Junto a mi pasaron varios auxiliares de policía que riendo alegremente hacían ronda. Miré mi reloj; habían pasado quince minutos y la adolescente sólo se había movido un poco del sitio donde estuvo parada.                                                                                                                                    
Lo recuerdo minuciosamente porque ahora veo otra adolescente que desplegó una sonrisa tan natural ante el requerimiento de un tipo. Una adolescente de atmósfera  primaveral arrastrando un carrito de bebé por el mismo sector donde había visto a la otra niña (tan primaveral que pensé que sus quince años la rodeaban en rosas). Un muchacho que está vendiendo objetos varios en una pequeña caja por esta calle ya me ha estado observando. El calor me hace buscar la sombra bajo el toldillo de un negocio de sandalias y la muchacha sigue con su carrito de bebé.                                                                            
La otra vez me impresionó el tipo que llegó donde la adolescente que estuvo parada en la calle. Era un  tipo corpulento y estaba sudado; parecía triplicarle su edad. Sus movimientos agitados le hacían mover los brazos ante cada palabra. Luego pareció callar y Ella empezó a caminar. Al llegar a una esquina volteó. El tipo caminaba siguiéndola a corta distancia.             
  En la distancia alcanzaba a ver sólo el carrito de bebé; me acordé de la adolescente sobrina de mi novia; sus progenitores ya le habían comprado su primer apartamento. Me puse a pensar si esta niña también se esforzaba por ganar siempre medallas al final del año escolar y se encerraba días enteros cuando algo le fallaba. En ese momento cuando la vi pasar no se me ocurrió detenerla y decirle que me vendiera un café de los muchos termos que llevaba en el carrito de bebé. Más bien parecía que ya había terminado su trabajo. No me había dado cuenta pero al cruzar la esquina me vi caminando cabizbajo…                       

viernes, 14 de junio de 2013

Vista a las Montañas de Palonegro desde el edifico de la Alcaldía



III


En el piso tres del edificio de la Alcaldía
por el salón de los escritorios
hay una ventana
donde se divisa a lo lejos
las montaña de Palonegro
de delirantes aviones
Una impresionante montaña
como de pintor impresionista

La ventana está cerrada en horas de trabajo
y en salida de labor sigue cerrada…
En esa montaña sucedió el combate
épico y cíclico de la patria boba.
Se ve tan bella desde esta ventana
burocrática que casi veo los senderos
de los ahorcados como pistas de aterrizaje
cubriéndose por la neblina del atardecer.











Título de la fotografía: Bucaramanga desde el Mirador

De Ludwig Snider Suárez - Trabajo propio, CC BY-SA 4.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=46347142








Acapulco



El recorrido aproximado veinte minutos en automóvil por la vía a Piedecuesta saliendo desde la puerta sur; se rueda por una vía que atraviesa las montañas en estricto caracol hasta el centro del poblado donde se ha establecido a estas alturas un barrio que tiene un nombre llamado igual que el mundialmente famoso balneario mexicano de Acapulco, que según he oído, en estos últimos años ha perdido la casi totalidad de turismo que llegaba de los Estados Unidos, pues los gringos se ha volcado a otro conocido balneario de Centroamérica, haciéndole caso  al miedo.
En Acapulco las direcciones son provisionales, el barrio queda dentro de una región llamada Ruitoque, que está dividida en bajo y en alto. En la parte alta, lo primero que hicieron unos visionarios constructores (dicho sea de paso, fueron los primeros urbanizadores en estratos medios altos y altos; costumbre que ha prevalecido hasta el punto de ser completamente inexistentes los urbanizadores de estratos medios y bajos; hecho que siempre ha causado las invasiones tugurízales a los campos aledaños y su consiguiente deforestación) un exclusivo condominio ( no hace falta decir que campestre) de una creatividad copiada de un campo de golf. El resto del campo de Ruitoque alto, está ocupado por estaderos campestres donde se han acreditado los deportes extremos; tal el parapente, el para motor y estratégicas casas quintas construidas por particulares. Acapulco ( creo que influido por unos nuevos decretos que obligan a los constructores a estratificar con derecho a la igualdad; si se construye un estrato seis por ejemplo, deben construir aledaño un estrato tres) se invadió debido al incumplimiento de ese decreto; el resto de la región baja está ocupada por terrenos de estricta medida donde pueden construir los que quieran y puedan; de hecho abundan las casa quintas también, pero cerradas; los vecinos deben también tolerar los abundantes sapos que se pasean por los alrededores ( y que a mi parecer no son comestibles como lo teorizaba un señor que también aventuraba recetas).
Las gentes de estos estratos populares tienen un mimetismo con los estratitos pudientes. Paradójicamente, el nombre Acapulco quiso ponerse a la altura (este queda en la parta baja de la meseta) de la parte alta.
Por otra parte, la abandonada costumbre de bautizar a los hijos con nombres de origen anglosajón por los ricos, es practicada con toda naturalidad a nivel popular ( los acostumbrados dos nombres son combinados; el primer nombre anglosajón, el segundo latino). La vigente costumbre de los ricos de llamar al festejo del nacimiento de sus hijos“Baby shower”; un neologismo que copiaron lo estratos medios. Una costumbre agotada popularmente, consistía en que los fines de año se llenaba de mirones las amplias rejas del central “club del comercio”, situado precisamente en un parque donde queda ubicada la catedral de la ”sagrada familia”. Desde los enrejados jardines que daban a las calles, las amplias ventanas del club dejaban ver las fiestas de gala de estos, que contrataban orquestas que la publicidad afamaba nacionalmente.
Cuando esperaba el viejo bus para regresar a la ciudad, en la parada frente a la casa del anciano Guajiro (el curandero del barrio, que es una especie de santero cubano) escuchaba el grito energúmeno de una joven mujer hacia alguien que se llamaba Samuelito. Tenía el limón que me había dado mi mujer, para despellejar poco a poco la piel e ir mordiéndola mientras el bus rodara por el tobogán hacia el área urbana; remedio -dice ella- eficaz para el mareo. Se dice castizamente -ir royendo o mordiendo la cáscara del limón-. Había pasado el fin de semana con Ella en la parcela de Acapulco (así llaman a una casa que está construida en un terreno campestre por pequeño que sea). Parcela que comparte con sus hermanas; unos años atrás, había vendido parte del terreno a sus dos hermanas (una viuda y otra separada) por un precio que al pasar de un tiempo se ha valorizado veinte veces más (la construcción habitacional es la que más nuevos ricos ha hecho).
El elefante gris de la deforestación de los campos mientras la ampliación urbana de estas ciudades intermedias avanza, pare la deforestación de las fincas improductivas que las parcelan para venderlas a los urbanizadores o para casas campestres. Incluso el exclusivo conjunto campestre Ruitoque se estratificó de una forma creativa; como habíamos advertido, al ir subiendo la loma de ese conjunto residencial, digamos que en un Ford o en un Toyota Fiesta… (Conozco poco de automóviles) ! …Pero me atrevo a asegurar que en mi medio siglo de vida no he visto jamás en esta ciudad llamada Bucaramanga, el deportivo carro Alemán Porche (dizque en Medellín ya rueda el 911 Turbo 2010, que pasa de los cero a los cien kilómetros en sólo 3,4 segundos) tanta velocidad si puede darse en Medellín si tenemos en cuenta que una vez dijo el mafioso don Pablo, que cuando él empezó a hacerse rico le parecía ridícula la fortuna de los que se decían la "flor y nata" de la sociedad de allí, de sus avanzados industriales.
Como decía, a medida que vamos avanzando en automóvil por Ruitoque alto, vamos encontrando que cada parcelación está numerada por "hoyos". Inicia el hoyo uno y así sucesivamente; al parecer las personas de las residencias de los “hoyos exclusivos" ( parece ser que a los hombres pudientes, al escoger esposa les interesa más la tradición familiar) no les cae muy bien los vecinos que no tengan "pedigrí" (pero no como el de sus perritas de raza) así estén llenos de dinero, como los actuales nuevos ricos entre los que se cuenten muchos de "hoyos más abajo" que adquirieron sus fortunas de extraña manera, y otro nuevos ricos que hicieron sus fortunas guiados sabiamente por la mano invisible. De todas maneras, en estos estratos se encuentran familias que han hecho del arte de la apariencia ( ¿pero se podrán mover en esos estratos de las clases aristocráticas de papel?) todo un modo de vida; apariencia que no les impide humillar a su servidumbre y hacerles ver a otros lo "ricos que son". Pero los que son de clases tradicionales pudientes, hacen llorar a los arribistas de hoyos más abajo, pues los de la "flor y nata" les muestran su desprecio, como le sucedió a una exclusiva señora ( "arribista" quiere decir -como lo definión Goethe-que son gentes que pasan por encima del que sea, en el logro de su estatus social) que además de ser cleptómana, era terriblemente intrigante; no vacilaba en culpar hasta la más inocentes muchachas de su servidumbre de algo que estas no habían cometido con la intención de no pagarles el sueldo ( ni pensar como seria el marido; hubo un tiempo en que se popularizó entre algunos empleadores, el abuso sexual para las niñas que contrataban haciendo uso de bajas artimañas (¿pero qué se puede esperar de una generación que se crio viendo telenovelas de un sensacionalismo espantoso?). Dicha señora arribista, se dispuso después de recibir varias Llamadas telefónicas, a cambiarse para un condominio de "nuevos ricos" sin pedigrí. Esta señora, conocida de mi actual cuñada que ha terminado viviendo sola en la “parcela” padece, se diría, de serios sentimientos de “culpa” pues si presiente el castigo por su cleptomanía, se anticipa lavando su conciencia con las picardías que le hace a los más débiles.
Es muy común en las madres de estratos populares de esta región la tendencia a depender moralmente de sus “machos”. Cuando estos las dejan, ellas culpan a sus hijos, y en consecuencia los castigan. Otra cosa es culpabilizar a un niño por el más mínimo detalle; ellos se defienden rebelándose contra la tutela de sus progenitores.
El arribismo es una herramienta usada generalmente y también estratificada. Es una herramienta al igual "voraz"; también la usaron en la época de Goethe ( este le dedicó al arribismo unas líneas explicitas). En la época de las luces de París, los latinoamericanos que llegaban con sus ínfulas de gente de mundo a gastar dinero ( esto sería efectos del arribismo) les decían "arrastracueros"; gente sospechosa, pues no se sabía de dónde habían sacado su dinero ( en esa época, la hoja de coca sólo la había usado Freud para sus experimentos).
Actualmente el arribismo es una herramienta usada por los políticos y funcionarios latinoamericanos, que ha hecho de ésta una vulgaridad mayor (son los nuevos "arrastracueros"), sumada al "culto de la personalidad" cultivado por los populistas. Vale todo para su proceder; lo importante es lograr la ambiciosa meta. Podría creer que la causa principal de ese estado de cosas, fue la que señaló a finales del siglo XIX Miguel Samper Agudelo (de las cuales, la aristocracia conservadora se echaba cruces y tocaba madera) y que consistía en avizorar un precaria e inexistente industrialización de estos países, dedicados a ser comisionistas de las potencias industriales.
Bueno, en suma, una casaquinta del condominio de Ruitoque, puede valer, viéndolo desde las nubes dos mil millones de pesos, lo que equivale a decir que un porche cuesta unos trescientos millones de pesos, una casita en un estrato tres de cualquier barrio puede costar ciento veinte millones de pesos, un empleado de empresa recibe un salario de medio millón de pesos mensuales. Un salario mínimo en estas fronteras es de unos trescientos euros al cambio.