lunes, 17 de julio de 2017

Fábula del corazón y la razón


Corazón, hasta cuando estará resistiendo a que yo, la razón, equilibre la existencia.
Razón, mi protagonismo está por encima de usted.
Cierto corazón, tiene razón, tendría que buscar un camino por encima de usted y  equilibrar nuestras fuerzas para darle a la vida cordura.
Usted corazón,  tiene mucho terreno ganado con ayuda de su más preciados hijos; la sensación, el sentimiento y el placer por el placer; se comprueba que bajo su reino; dejado a si mismo,  surge el desorden.
Razón…  ¿Estás tratando de injuriarme, o difamar mi buen nombre? Recuerde que puede caer en el "ataque personal" usado para descalificar y anular; para cerrar el diálogo.
Corazón, posiblemente estoy cayendo en la treta del  “Ad hominin” que busca descalificar por medio de la injuria o la difamación en las polémicas intelectuales o discusiones políticas, pero recuerde que yo soy la razón y si eso me sucede tendré que declararlo. Terminamos  acudiendo al argumento Ad hominin, o ataque personal cuando en la sociedad, la vida cultural, educativa o política es sólo llevada por la sensación.
Bueno corazón, si estoy acudiendo a la falacia “Ad hominin” para invalidarte, es justo entonces esbozar otros argumentos del porqué tienes que equilibrarte conmigo.
Corazón tu sólo asesoras por concejos espontáneos, no meditados y faltos de razón (de la mía)…  Y eso es una descripción de su esencia, no una difamación. No tienes ninguna valoración de riesgos y bajo tu tutela, la felicidad y la paz interior es efímera, por eso necesitas también de mi magisterio, de una dosis de mi reflexión.
La reflexión ya es un camino para que nos reconciliemos y no  se trata de que alguien se decida por usted o por mi (Además tal cosa no sucede en la vida real)
Bueno tengo que decir razón, que como corazón poseo los sentimientos, el bien más preciado de una comunidad, y de donde parte la felicidad personal, pero no puedo decir que soy tan elemental que le aseguro que sus hijos de razón, el discernimiento, la investigación, la pausa, la honestidad, sean tan queridos para mi.

Corazón, tus enamoramientos me pueden envolver, pero al igual, no prevalecerán pues la razón y la cordura es una fuerza poderosa que despierta cada vez que está amenazada.

(Basada en un texto de Víctor de Martín Espino)