En esas reflexiones recordé unas lecturas anteriores en las que se señala a Eduardo Santos Montejo, Presidente entre 1938 y 1942, como el iniciador de la «gran pausa» que acaso le exigía Franklin Delano Roosevelt, asustado por la Revolución en marcha de Pumarejo (este recuerdito está documentado); del fondo de su mente patriótica me imagino que alguna voz le diría que se rodeara de funcionarios ineptos y ampliara el clientelismo corrupto. Pero indagué que el furibundo Santos propuso al llamado «pueblo... Una fuga hacia adelante (hacia un futuro de progreso) pero para volver atrás», más que la máxima del gatopardo, de dictadores de toda corriente: cambiar todo para que todo siga igual.
Manual de historia de Colombia. Tomo III páginas entre 447- 536.