viernes, 25 de junio de 2021

Fanatismo en la Historia de Colombia

Según entiendo la Historia de Colombia la ha marcado en sus inicios republicanos la teología política de parte de los Partidos que compartían el poder y eran dirigidos por la llamada aristocracia nacional; en breves periodos se vislumbra  una ventana a un avance democrático, pero esta breve ilusión la ha desmoronado y con razón, la nueva era política que desconcierta y sigue los lineamientos de la pasada: La política teológica.
Esta inversión, no es del todo paradójica, es el resultado de un terquedad que ha impedido una transformación verdaderamente democrática y que se ha encastrado en los cimientos de la realidad del país.


Para salir de la polarización se debe dar cultura a una población, donde el más del 70% tiene una mentalidad dogmática religiosa, y por ende propensa al fanatismo.

Años atrás experimenté en charlas callejeras, con gentes del común que deseaban ver otra colombia, la posibilidad que abandonaran la aptitud pública y fanática de la religión: me miraban como si la realidad estuviera dividida entre Dios y el diablo.
Lo mismo hice con un grupo de cristianos evangélicos: ellos fue peor; les faltó poco para que me pegaran.

Esa mentalidad fanática religiosa de parte de los llamados políticos que han sido dueños del país, ha creado un personalismo político que se ha mezclado ahora con postulado sociales necesarios, y estos señores han aprovechado eso para seguir medrando, confundiendo y pescar en río revuelto sin las mínima sensibilidad de un sociedad multiétnica, de pluralismo y llevada al caos por una estratificación social que ha tocado fondo; y una mentalidad ciudadana de niños confundidos que se apropian de las conclusiones que venden los medios de comunicación.

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