Rompe incluso con el prejuicio de que la literatura no puede hacer Historia, y convierte a la novela el vehículo seguro para hacer la Historia que petrifican, lo volvemos a decir, los guardianes oficiales de esa.
Es un Itinerario de escritor y también un cuaderno de reflexiones en mi carrera literaria.
viernes, 19 de julio de 2019
El general en su laberinto de Gabriel García Marquez
Rompe incluso con el prejuicio de que la literatura no puede hacer Historia, y convierte a la novela el vehículo seguro para hacer la Historia que petrifican, lo volvemos a decir, los guardianes oficiales de esa.
sábado, 15 de junio de 2019
Tatiana de Santurbán
el cuerpo natural anegado
Guía del ave el cuerpo desnudo
Publicitario a los ojos de extrañosLos Frailejones
Flores salvajes acechando al Ser
Un fresco olor a musgo desde una
laguna resplandeciente
en cuerpo de agua
en leves curvas líquidas
del tembloroso pezón invitando a beber
De la fuente entrañable de la tierra
El frío del rocío de la piel de la vegetación
De los pies hasta la sonrisa
palpitante de los frailejones
Hojas abundantes y velludas
anegadas de neblina
En ondas del pubis persona de la laguna
deshecha en lluvia de las flores del Frailejón
Tu voz de agua
Despierta en aguacero
De las voces que han dormido
La tuya es la del cuerpo
Superficie del amor
nadando
Transgresora hacia lo hondo
Homenaje a las lagunas envueltas en frailejones de niebla
la deleitosa fuente de los moradores
en páramo de ciudad
Silenciosa luna
Invitando a soñar
Habla lo callado
Vuelve la voz a decir aquí estoy
mi riqueza toda es la vida
y el cuerpo vive es el agua
La leyenda de Ladislao, el Sr. LEA
(La leyenda de Ladislao)
https://www.facebook.com/1163875416/videos/10217307569738948/?locale=es_LA
Víctor Manuel Niño Rangel
Víctor Manuel Niño Rangel (Bucaramanga, 1961)
Leyenda de Ladislao Gutiérrez: El señor Lea (2018)
Ilustración: Caros Andrés Pérez (2018)
...
Un señor llamado Ladislao
de tatarabuelos notables por sus servicios al país
y que por aires del destino
fue la vida su consumada Maestra
Era llamado Ladis Leo o Señor Lea
por los niños que salían a su encuentro
*
LadisLeo saludaba alegre
y no decía que su alma lloraba
La tristeza salía de su boca con una sonrisa
y de su mano la maestra tiza
con la que escribía Lea en muros y postes
o aún en algún rincón olvidado
Sentía el vacío de su hija
La niña que con tanto amor había cuidado
Ahora su recuerdo estaba en cada esquina
en cada casa de sus calles bumanguesas
y Ladisleo creía con toda bondad
que al alimentarla escribiendo en letra palmer “Lea”
Luego al acudir alguien a algún libro
su espíritu estaría contento y en la ciudad se vería…
Bien vestido con su traje de maestro
mostraba la riqueza humilde de Lea
en estas tierras donde nace todo el que llega
y donde la niña crecería e iluminaría…
Pero la niña es la mente
Decía Ladisleo de la hija de Lea
La que escribía en el muro donde a esa hora
se recostaba algún distraído muchacho
Caminaba hasta el atardecer
con lágrimas de Maestro tras su rostro
sonriendo en muros, postes y tableros
Señor Lea, le preguntaban los juguetones niños
¿ Dónde está Lea…?
Con su mirada de anteojos entusiastas
y su vientre preñado de libros
Diciendo:
Lea está en cada vez que Leo
y es cuando la niña sonríe…
Ya cansado cuando los focos
del barrio iluminaban las escaleras que tendría que trepar
Su espíritu se evaporaba en la noche del barrio
donde se escuchaba el llanto vacío de Lea
La encarnación de Lea en la tiza blanca
Que vagaba con un sutil encanto
Y entraba por las gentes que se habían impregnado de
La letra blanca que los minutos se llevaban
Silenciosamente.
...
Ladislao, había sido un maestro de escuela; ya pensionado se dedicó, como Alonso Quijano cuando descubrió que era el Quijote, a dejar un mensaje contundente a cada uno de sus conciudadanos Bumangueses: «Lea». Dicen los entendidos que tenía la vena quijotesca de su antepasado, que fue Presidente de la República: el General José Santos Gutiérrez, allá por mil ochocientos sesenta y ocho, fecha en que le declaró la guerra a Bélgica, por una pena de amor con una mujer de dicha nación europea, pero que para fortuna del país, tal misiva no llegó a su destino.
Ladislao fue declarado, el señor Lea, y ante la vista de transeúntes escribía en las calles, en las paredes, en los espejos y en las diferentes vitrinas de la ciudad, y ante quienes caminábamos por Bucaramanga, la palabra Lea. El autor de este corto mensaje era, de manera precisa, el gran Ladislao, el señor Lea de esta historia.
Pero sobre todo, los que más sorprendían al ver al Señor Lea, eran los niños y los más ancianos: él les decía: la vida se hace maravillosa al leer: Los niños y los ancianos, repetían la frase: la vida se hace maravillosa al leer. Y al caer la tarde, ante la maravillosa migración de seres alados a las palmas del parque García Rovira, Ladislao, siempre bien vestido; se alisaba su saco y enrollaba su corbata, y se despedía de los niños y ancianos que alegremente saltaban las jardineras del parque.
Ladislao se dependía alegre, pero yo presentía en mi alma de niño, que su alma lloraba; lloraba profundamente, y alzaba su vista ante esos seres alados, en los que los pericos formaban una algarabía que se perdía a esa hora con los ruidos de los carros que rodaban con las lámparas de la calle 36.
Al otro día, también con lo seres alados que llegaban a los arboles, alistaba su tiza de viejo maestro y comenzaba a escribir Lea en las paredes olvidadas del Centro. Alguna vez un amigo, conocedor de la historia del Señor Lea, me llevó a una pared arrinconada por el tiempo, y me dijo: mira lo que descubrí: era el mensaje del Señor Lea, escondido en el tiempo: lo examiné detenidamente, y cumplía con dos requisitos, estaba escrito en letra palmer y las líneas que describía la tiza, eran firmes pero no actuaban con el tiempo, aunque estaban un poco borrosas. Les faltaba alma; no tenía el espíritu de su hija: ese ser alado, al que él llamaba «la hada niña», y que con tanto amor había cuidado, al llevar el mensaje de Lea. Y que ahora su recuerdo estaba a punto de extinguirse, pero como una leyenda, resurgía en cada calle, en cada rincón de la ciudad. Mi amigo se quedó sorprendido. Es que la lectura es maravillosa, pues es el alimento del alma, decía Ladislao; y lo creía con toda bondad, que alimentaría a la comunidad dando su mensaje “Lea”. Luego al acudir alguien a algún libro, su espíritu estaría contento y en la ciudad se vería, pues esa hada niña crecería e iluminaría en su espíritu. MI amigo no creía que la lectura, sirviera para algo. Luego se fue pensando, que a estas alturas del siglo XXI, alguien podría creer en que al Señor Lea lo acompañara una hada niña que era el espíritu de su mensaje, tal como el espíritu de Don Quijote era su espada y rocinante. Pasó la noche reflexionando y luego dormido soñó con él: como la ilustración que me hizo un dibujante de este relato, la niña hada se le presentó a Ladislao en sus hombros, mientras este escribía Lea, en alguna parte. Pero por supuesto, le dijo Ladislao a mi amigo, quien quedó iluminado: ¡La niña hada es la mente!, y es cuando la gente lee. Leer es un acto maravilloso pues la mente cobra vida, se abre el mundo, despierta de su sueño de metal. Luego, el señor Lea, caminaba hasta el atardecer con lágrimas de Maestro tras su rostro sonriendo en muros, postes y tableros. Ladislao, le preguntaban los juguetones niños ¿ Dónde está Lea…? Con su mirada de anteojos entusiastas, y su vientre preñado de libros. diciendo: Lea está en cada vez que Leo, y es cuando la niña hada sonríe. Ya cansado cuando los focos del barrio iluminaban las escaleras que tendría que trepar, su espíritu se evaporaba en la noche del barrio donde se escuchaba el llanto vacío de Lea.Mi amigo se despertó y en sus ojos iluminaba la comprensión: La niña hada es le mente, y se alimenta con la lectura.
domingo, 19 de mayo de 2019
EL CHOFER (Monólogo dramatúrgico 2018)
Víctor Manuel Niño Rangel

martes, 23 de abril de 2019
23 de abril
ni siquiera en la naturaleza
la aventura da momentos de alegría
Esa sonrisa no la otorga la fortuna
Es más la decisión
La fácil postura de las comisuras de los labios
-Dicen-
Sea así vivir del instante
truncar los viajes de la mente
Fingir estar en soledad
Impasible
Y doblegar al sátrapa que se mece
a su gusto al caminar
jueves, 11 de abril de 2019
Amigos, gracias
Amigos, gracias, mi incursión en la Historia
ha encontrado el cauce correcto...
Les digo, ya no hace falta remar
Los que están a bordo no son figuras conocidas
No hace falta
Amigos, voy a convocar la felicidad
Como es sabido, es una decisión
Yo, que durante tiempo tiempo creí
que esa era un amor a la polís
Chao, ahora lo creo
Entre esta multitud de todos los tiempos
estoy a gusto, no hay vuelta atrás
Las velas al viento sonríen
Gracias amigos
La vida sonríe
Los que vimos hoy están de alguna forma en el recuerdo
Del mundo las ciudades
De la tierra siempre hoy del mañana
De la persona la persona la sonrisa y el bebebé del bebé
Listo a entrar entre la anónima multitud
martes, 25 de diciembre de 2018
¿Cómo poetizar la violencia sin caer en el panfleto?
La pregunta proviene de una crítica al texto ¿Panorama inédito de poesía? (R. Gutierrez Girardot) Publicado en 1970.
Se menciona tres fuentes para salir de una "forma de narcisismo que, como tal, constituye no solamente una huida de la realidad...
Concomitante con esta incapacidad de penetrar poéticamente la realidad más imperativa e intimidante..."
"Está Grodek de Georg Trakl, publicado en 1914, el año de su muerte; España, aparta de mí este cáliz (1939) de César Vallejo y la obra poética de Paul Celan ( 1920- 1970), de la que se destaca la Fuga de la muerte (1952), por sólo citar los ejemplos cumbres. Especialmente en Celan..."