El pajarito cucarachero
visitando a menudo nuestro frívolo balcón,
no lo hace por saludar a las plantitas o beneficiarse de sus jugos:
la erótica y fuerte orégano en su clara dimensión,
los cactos dictadores despreciando sus recipientes…
En fin, el secreto y quebradizo pájaro alto en la baranda
Arrogante ante los verdes prisioneros canta entusiasta
Y levantando sus plumas de vuelo deja sus desechos en huevitos
Pero al menor respiro de mi fisgona nariz vuela al instante.
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