Latinoamérica: el cíclope de Occidente.

 Los Latinoamericanos siguen teniendo el mismo espíritu posindependentista que hizo que el proyecto continental de Bolívar fracasara: en El general en su laberinto, se escribe (pag.147. Edit: Oveja Negra, 1989) que: (Bolívar) "

 Conocía a sus partidarios locales. Habían sido próceres ilustres con títulos de sobra en la gesta libertadora, pero en la política menuda eran cubileteros cebados, pequeños traficantes de empleos, que incluso habían llegado a hacer alianzas con Montilla en contra suya. Como a tantos otros, él no les había dado tregua hasta que no logró seducirlos. Así que les pidió apoyar al gobierno, aun a costa de sus intereses personales. Sus motivos, como de costumbre: tenían un aliento profético, mañana, cuando él no estuviera, el propio gobierno que ahora pedía apoyar haría venir a Santander, y este regresaría coronado de Gloria a liquidar los escombros de sus sueños, la patria inmensa y única que él había forjado en tantos años de guerras y sacrificios sucumbiría en pedazos, los partidos se descuartizarían entre sí, su nombre sería vituperado y su obra pervertida en la memoria de los siglos. Pero nada a eso le importaba en aquel momento si al menos podía impedirse un nuevo episodio de sangre.

Los países de Latinoamérica, ni siquiera son capaces de unirse para colaboraciones mutuas: los nacionalismos también se han vuelto cuestiones pro electorales. Es un espíritu caudillista y de un individualismo espejeante porque no se asimiló una  “ética colectiva de la responsabilidad” que solo la podía dar la ascesis o el ascetismo.

 La política como bien común no fue entendida por las confrontaciones confesionales de los bipartidos en Colombia y dicho individualismo espejeante fue personalismo. El estado nunca garantizó el bien común para todos, frente a los derechos fundamentales. La visión contrareformista de la Iglesia vinculó la política en la garantía de sus privilegios. La política se convirtió en la suma de bienes individuales.  Latinoamérica, es la suma de a estupidez y estos dogmatismos la han convertido en el cíclope de Occidente.