“Un mundo para Julius” (1970) es una novela que sigue los lineamientos de los escritores que retratan las clases altas latinoamericanas, en este caso es una familia de descendencia de la colonia española, vuelta aristocrática, y la frivolidad que la ha caracterizado. Tiene mucho de autobiografía, y sus descripciones de la psicología de ese grupo social, aislado en sus “negocios”, me han llamado la atención, junto con su lenguaje, diría yo, que huye del cultismo de narradores citadinos, criados en excelentes universidades, de costos exorbitantes; en estas líneas de la página 138, del capítulo del “colegio”, dice el narrador omnisciente refiriéndose a Susan, la femenina protagonista: “El arquitecto miraba a Susan, la aceptaba imposible… “ (se refiere a que Susan, se envolvía en una atmósfera de irresistible, y el arquitecto le seguía el juego, aun con el marido junto a ella).
En unas líneas más abajo, el joven y bello arquitecto, el prestante marido y Susan, discuten entre nubes el diseño de una mansión, los tres se enojan, pero de una manera frívola: “Los tres se molestaron finísimos, casi sin cólera…”, donde el adjetivo superlativo delata la cursilería.
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