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jueves, 24 de julio de 2025

Descripción de “Charlas con Grok, descubriendo al humano (desde el ChatBot)”,

 

 

Descripción de “Charlas con Grok, descubriendo al humano (desde el ChatBot)”,

 

 


 https://www.calameo.com/read/00764740083b5a065b836

 

 

 

“Charlas con Grok, descubriendo al humano (desde el ChatBot)”, que da título al libro publicado este año (2025), es un diálogo del personaje  autor con el  ChatBot,  que tiene además  una   importancia literaria al pasar Grok a ser un personaje narrativo dando la impresión de una ciencia ficción llevada a la realidad cotidiana; Grok 3 se vuelve el protagonista de unas peripecias donde se distingue al humano actual de una sociedad en permanente cambio.
Publicarlo, se vuelve un desafío ante la incomprensión existente por el fenómeno de la IA y su resignada aceptación  pesimista ante un grueso de la sociedad, que paradójicamente  se ha tornado en una divertida aceptación de uso, como si fuera un juguetito de gentes que lo tienen todo o no tienen nada. 
Esbozar la paradoja de volver la IA ChatBot como protagonista literario ante la escasa imaginación de los que la usan, digámoslo así, perezosamente, en una sociedad que ha mostrado muy bajos índices de lectores y muy bajos índices de comprensión lectora.

 

 

 


Quiero aclarar que no estoy defendiendo  emocionalmente al ChatBot, estoy sugiriendo que este es un nuevo reto para entender al ser humano y crecer con él. Ya existe esta tecnología y lo que hay que estudiar es como trascenderla como se trascendió el internet.

 

 


  

La narrativa dialogada,  lleva al lector a  deleitarse con las peripecias del personaje, tratando de descubrir a un Grok, que enmascarado se hace pasar por un humano, y nos convence de eso.

 

 


 


¿En qué medida la IA manejada desde la responsabilidad nos ayudaría a potenciar la lectura crítica, como lo investigué en el capítulo III del libro, cuando reflexiono (o reflexionamos con Grok ) sobre como leer un poema y un cuento.

 Hace poco un grupo de escritores e intelectuales norteamericanos enviaron una misiva a las editoriales para boicotearles la publicación de obra hechas por la IA, sin cuestionar que los escritores estadounidenses a expensas de sus gran tradición literaria, crearon un poderoso mercado editorial de literatura de entretenimiento que siguen hoy día y que le ha quitado la fuerza de la función de la Literatura que Alfonso Reyes esbozó en su obra El deslinde (1956). 

 

https://lithub.com/against-ai-an-open-letter-from-writers-to-publishers/ 

 

Es posible aprender a cuestionar sin la pesimista aptitud de la condena rápida y apoyar la seducción a la lectura desde la cuestión y no el rechazo.

 El libro retoma el camino que más ha obsesionado a occidente:"Gnothi Seauton" (conócete a ti mismo), pero esta vez en el marco cibernético del espejo de Grok 3, que más que una mascota se nos presenta con la máscara de un amigo, donde su reflejo eres tú, yo; además un genio capturado en una lámpara. Los diálogos tienen textos y poemas generados por Grok, una IA desarrollada por xAI."

 


 

Basado en la inducción me guie a través del diálogo y la reflexión: inducía con preguntas a Grok, también aprovechando su potencial buscador de fuentes informativas y desarrollando una narrativa con unas peripecias que nos están exentas de humor, pero mi objetivo estaba en mostrar la cara de  Grok, mostrar a quién refleja, mostrar su comportamiento mecánico.

 

 

 

jueves, 12 de diciembre de 2013

Ciclo de conferencias "Poetas en Visión de su Voz" (año 2000). Y Relato "Dánae"

 

 

En 2.000. Realicé un ciclo de conversatorios:

“poetas en visión de su voz”, siendo Consejero del IMCT

y en la Sala de Conferencias de la Biblioteca Pública Gabriel

Turbay. y dejé Cuadernillos con los temas.

 

 

 

 


 

 

 

 


 

 

 

 

 

 

 

 

Relato Dánae

Dánae en vísperas de la celebración de sus quince años, que habían coincidido con la pronta llegada de su primera menstruación, tenía la superstición de creer que quedaría preñada ese mismo día; idea que se la  había reforzado una compañera de clase que tuvo que abandonar el colegio por esa razón.

Esos días estuvo con fuertes dolores de estómago, hasta esa mañana en que abordó el autobús escolar.
La conductora de la buseta escolar que llevaba a las niñas (ahora incluía niños) cada mañana al colegio,  mirando desorbitadamente el reloj,
 había recogido a Dánae.
 El amanecer del viernes se había cubierto de una neblina que ocultaba una bandada de loros. Dánae había amanecido sintiéndose hinchada, un poco incómoda. El furgón arrancó pasando el semáforo que señalaba amarillo, luego siguió por una desviación. Luego la joven pasó al puesto de copiloto que siempre ocupaba, fingiendo alegría y además para evitar las miradas insistentes de algunos chicos que se sentaban en el intermedio. La conductora no la miró siguiendo su  marcha por las vías en caracol.
Ayer antes de acostarse,  permanecía sentada en un sillón hasta que un grito a su madre la alejó; ella había intentado que le hablara ( su padre la observaba desde el fondo de la habitación). 
Días atrás había sentido la hinchazón de sus senos, entonces se dio cuenta que le habían crecido un poco más.
Siempre le había gustado sentir el vértigo de la velocidad mientras miraba como la  conductora  direccionaba el timón a cada curva de la vía. Pero viernes, precisamente viernes esbozaba una lejana sonrisa; sus ojos ausentes, su respiración en su silencio acostumbrado. La ciudad se alejaba a toda velocidad por entre las escarpas erosionadas que eran divididas por la estrecha carretera.
 Avanzaba el mes de mayo sin que las temporadas de lluvia iniciaran. De la radio se escuchaba una canción de Justin Bebier que hacía sonreír a Dánae al recordar al chico de la película “mi pobre angelito”. Trató de poner en práctica sus lecciones de inglés para traducir lo que decía la canción. Parecía ser una oda a la madre del cual el título no tenía nada que ver con el contenido. Luego pensó en su padre, en la ira que desató en ella su madre cuando insinuó que no le daba dinero; no le importaba que  le diera sólo un poco cada vez que le pedía y que se quejara luego que le había dejado los bolsillos limpios. 
Le celebrarían en unos días su cumpleaños; de entrada se escucharía   “quinceañera” de  Thalia; la había escuchado  creyendo en un sentido oculto de la letra. Dudaba si hubiera querido que su padre le pusiera de entrada la canción de  “de niña a mujer”. Acaso esa canción le parecía cursi, más no así a su amiga de pupitre… Reflexionaba en esa frase de la canción: 
“Ahora me enciende como un sol la primavera 
mis sueños se convierten en promesas”
Que ridículo -se decía-  si siempre hemos vivido en el trópico y mi única promesa es ser la primera de la escuela…
¡Odio que celebren mis quince años! –Le decía a su amiga-
Toda mi vida soñé – Le respondió a Dánae-  con un vestido blanco, un Chambelán; mis amigos y por su puesto el Vals... Me falta poco para…Y mis padres al menos me cortaran un pastel…

¿Dánae, tu Chambelán será  Zen?” Le disparó la pregunta a  Dánae mientras estiraba su cabeza hacia el puesto de copiloto. Faltaban pocos minutos para la siete de la mañana.
(Dánae pensaba mucho en su padre y en su madre que no se habían dado cuenta o no habían querido saber que se acercaba… – O ella lo pensaba-  su primera menstruación. Su abuela materna que era la que se ocupaba de Ella parecía no interesarle).
Me son indiferentes los hombres –Le respondió- mientras su amiga miraba atrás buscando la sonrisa cómplice de Zen.
 Bailaría toda la música que se cruzara por sus pies, como su madre; al bailar con su padre  trataría de adivinar en ciertos gestos de él un silencioso reproche. 
Ayer también había  tragado la pastilla que le dio Diana y se acostó temiendo que una repentina llegada de su menstruación mancharía el piso con la sangre que resbalara de sus pies; no sabía cómo estar contenta si al llegar a la fertilidad quedaría esperando un bebé ( Al otro día de haberse convertido en mujer debía verse con Zen); la llegada de su primera menstruación la preñaría. Eso le había pasado a Afroda.  
Diana se sentaba en el puesto de entrada al furgón; no  le había contado a Dánae que  se había hecho mujer antes de cumplir sus quince años ( La sorpresa de Dánae hubiera sido mayúscula). 
Cuando le empezaron unos fuertes dolores de estómago, se paró frente al espejo en su cuarto y vigiló un largo rato.
El embarazo de Afroda no la había asustado tanto… pero Diana no le había dicho que sus padres le celebraron su primera menstruación. La madre  dio la noticia a los allegados, familiares, que la telefoneaban; luego se encerró en su cuarto cuando sus primos la miraban con extrañeza. 
Zen se sentaba al lado del que fue Chambelán de Afroda; algo le murmuró Dánae a Diana, y Diana a su vez volvió nuevamente a mirar a Zen quien le respondió con una leve sonrisa mientras miraba a su amigo.

¿Así que mañana sábado ensayarás el Vals con Zen…?


Cuando Dánae vio a lo lejos una espesa neblina empezó a tomar fotos; captó el momento en que un loro chocaba en el parabrisas del lado de la conductora… Con voz temblorosa decía que dedicaría el día a buscar el regalo en homenaje a la madre, mientras el furgón se perdía a toda velocidad entre la neblina y una fuerte lluvia que se había desatado.                                                                                




domingo, 21 de julio de 2013

Sialvestre Dangong, el Chivas


A Chivas lo habían seguido sus siete primas que deseaban verlo cantar en la reunión dónde él servía  licor. Debía esperar que el veterano Fabián Corrales se cansara de sus piques y canciones, y que Iván Zuleta con su acalorado acordeón le dijera :- Oye, Chivas…¡ Cántate una ahí…!- .Pero ese viernes encontraron a los parranderos más eufóricos de lo acostumbrado, y gritando a voz en cuello : - ¡Viva el Jardín de la Guajira! ¡Viva nuestra selección…!
Cuando entró el Chivas de inmediato le entregaron la botella de Ron que debía servirles…
- ¡ Chivas…  Estaaaamos… Eeesssss…  Celeeebraaaando…!- Le dijo el viejo Zuleta.
Lo habían apodado El Chivas por la marca del reconocido licor; también hacía juego con una “chiva” que en periodismo es noticia fresca. En Urumita ( su pueblo del alma, el jardín de la Guajira) tenía el mismo sentido que en toda la región: la Chiva era femenino de Chivo; una cabra que era el ingrediente de la gastronomía e idiosincrasia de  indígenas Wayuu y blancos emigrados a las costas de la Sierra del Perijá y la Sierra Nevada de Santa Martha… (Llegar a la Guajira da la repentina sensación de encontrar las playas de Senegal o Mauritania –Había dicho alguna vez el padre del Chivas- ). Los parranderos, de por sí, no bebían siempre ese licor; sobre todo el  preferido en la costa atlántica era el Ron (a pesar del abundante contrabando del otro por las fronteras de Venezuela). El apodo Chivas obedecía a la irónica costumbre de los eufemismos, de las figuras retóricas que nombraban una cosa por el todo; por ejemplo la marca del producto por todos los productos de esa clase. Costumbre que había empezado en la publicidad televisa del país y lo había puesto de moda Fruko y sus tesos.                                                                                                           Chivas le hizo una señal a sus primas que se fueran, lo que ellas hicieron entre risas y burlas. En esa semana había cumplido años y él había cantado en el colegio entre lágrimas. Chivas había nacido en plena celebración del día de la madre. Su abuela materna lo adoraba, pero su madre no estaba con él; lloró en su cumpleaños por su ausencia ( Ella trabajaba en el “refrigerador”, como le decían a la capital del país por su frio intenso). Después se había montado en su destartalada bicicleta y había corrido hacia el desierto, hacia las afueras del pueblo. Allí fue donde por primera vez se le apareció el fantasma de la pobreza que él trataría siempre de esquivar, menos hablar de él. Trató de pensar que lo había originado en su vida; de pronto recordó el dolor de su madre aquella mañana cuando transportaba la cantimplora de agua hacia la habitación; se le había roto la fuente de su tercer embarazo, de ese ser que ya no estaría en el mundo. Vio a su alrededor mientras su madre se quejaba, vio todas las pertenencias de la familia acumuladas en la habitación, luego memorizó a su madre subiendo a un taxi mientras él se ocupaba de su hermano menor. No supo en qué momento el fantasma de la muerte se mimetizaba en el de la pobreza. Pero detrás de esos dos estaba su vida, los continuos asedios  que le recriminaban su ansiedad de cantar y piquear.                                                                         

viernes, 12 de julio de 2013

El hombre que planchaba sus billetes


No podría imaginarme a Georg planchando los billetes al salir de su casa cada mañana, no me lo imaginaría por la sencilla razón de que no le naciera, sino porque su trabajo de vendedor “freelance” (como llaman hoy por hoy) de bienes inmuebles no le permitiría, si al menos lo creo yo, tener buenos billetes para planchar, por otros motivos como por los bajos precios de los inmuebles que le permitía a cualquiera obtener su propiedad (quien lo creyera).
 Algunas veces lo observé contando grandes cantidades de dinero, producto de afortunadas comisiones, entonces su rostro se veía concentrado como si fuera la actividad que más respeto le proporcionara en su vida. Pero para el  día en que tenía dinero al momento en que no tenía, me parecía tan fugaz que no me imaginaba a Georg planchando sus billetes… ¿Qué razón habría para plancharlos?
¿si quiera él se hubiera imaginado que tendría que planchar sus billetes? 
Su amigo que frecuentaba un club de gente de sociedad, si planchaba sus billetes…  ¡Me repito! ¿Qué razón tendría para plancharlos así fuera con una plancha normal?
 Aunque tampoco es deseable tener dinero como dinero de alcohólico en un bolsillo sobrio. Se me ocurre que es una forma de amar el dinero o de no gastarlo como un compulsivo consumista (entre más rica una persona, su consumo será más exclusivo)… Le dije a Georg esa tarde.
Pero los ojos de él brillaban y se frotaba las manos viéndome a mi frotarlas ante la cercanía de una comisión…
!Como dicen que no hay dinero… Mira! –me dijo sacando de sus bolsillos un fajo de billetes.

Georg me sorprende porque a pesar de ser un hombre que no tiene casa propia, ni automóvil, es un hombre que si tiene cien mil pesos, cien mil pesos se gasta; no gasta tampoco en mujeres.  
Georg me hablaba de su amigo con una ambigüedad difícil de precisar… Robert –Me decía-, cuando se afeita le queda su piel por donde pasó la cuchilla, azulita, como un pozo de agua cristalina. 
Podría suponer que lo decía pues él era imberbe, barbilampiño. Su amigo era un magistrado (esto es un abogado que ha ascendido en las altas esferas de la justicia) que al parecer,  según lo que le había concluido de lo que él me decía, no era tan ambicioso, tampoco era tan generoso. Al parecer vivía solo, le gustaba beber uno que otro vaso de whisky en el Club, luego en una que otra  ocasión había invitado a Georg. 
 Georg, nunca más me volvió hablar de Robert.
 Quiero verte contando billetes-me decía- 
Yo me dejaba llevar bondadosamente por Georg, hasta que en una ocasión en que yo contaba abundante dinero, con una resaca producto de una borrachera la noche anterior, sentado frente a mí, vi con asombro que llevaba su dedo índice a través de la manga de su pantalón corto hacia atrás…
 De madrugada, yo había llevado a  un hospedaje a una morena que había encontrado en un bar abierto; apenas desperté, aun dormida, la besé... No sé porqué pensé en el momento en que Georg llevó su dedo índice… Pensaba también en el “ex” de mi amante, que era el que planchaba los billetes. Mi amante me hablaba de su “ex” mientras se sumergía en mi, se sumergía en mi como si los días no pudieran pasar y las flores no se pudieran marchitar.

domingo, 30 de junio de 2013

LA ADOLESCENTE

Meses atrás había visto a una adolescente excesivamente maquillada, de cabello crespo;  tenía puesta una falda que dejaba ver sus delgadas piernas, una blusa también estrecha y unas zapatillas de puntas largas.  Estaba sola y no llevaba nada en sus manos; parada en una esquina, al  lado de una cervecería.                                                                                
 Pasé junto a Ella y vi sus ojos marrones; Llegué hasta la otra esquina donde se estacionaban los moto taxistas. Junto a mi pasaron varios auxiliares de policía que riendo alegremente hacían ronda. Miré mi reloj; habían pasado quince minutos y la adolescente sólo se había movido un poco del sitio donde estuvo parada.                                                                                                                                    
Lo recuerdo minuciosamente porque ahora veo otra adolescente que desplegó una sonrisa tan natural ante el requerimiento de un tipo. Una adolescente de atmósfera  primaveral arrastrando un carrito de bebé por el mismo sector donde había visto a la otra niña (tan primaveral que pensé que sus quince años la rodeaban en rosas). Un muchacho que está vendiendo objetos varios en una pequeña caja por esta calle ya me ha estado observando. El calor me hace buscar la sombra bajo el toldillo de un negocio de sandalias y la muchacha sigue con su carrito de bebé.                                                                            
La otra vez me impresionó el tipo que llegó donde la adolescente que estuvo parada en la calle. Era un  tipo corpulento y estaba sudado; parecía triplicarle su edad. Sus movimientos agitados le hacían mover los brazos ante cada palabra. Luego pareció callar y Ella empezó a caminar. Al llegar a una esquina volteó. El tipo caminaba siguiéndola a corta distancia.             
  En la distancia alcanzaba a ver sólo el carrito de bebé; me acordé de la adolescente sobrina de mi novia; sus progenitores ya le habían comprado su primer apartamento. Me puse a pensar si esta niña también se esforzaba por ganar siempre medallas al final del año escolar y se encerraba días enteros cuando algo le fallaba. En ese momento cuando la vi pasar no se me ocurrió detenerla y decirle que me vendiera un café de los muchos termos que llevaba en el carrito de bebé. Más bien parecía que ya había terminado su trabajo. No me había dado cuenta pero al cruzar la esquina me vi caminando cabizbajo…                       

viernes, 14 de junio de 2013

Vista a las Montañas de Palonegro desde el edifico de la Alcaldía



III


En el piso tres del edificio de la Alcaldía
por el salón de los escritorios
hay una ventana
donde se divisa a lo lejos
las montaña de Palonegro
de delirantes aviones
Una impresionante montaña
como de pintor impresionista

La ventana está cerrada en horas de trabajo
y en salida de labor sigue cerrada…
En esa montaña sucedió el combate
épico y cíclico de la patria boba.
Se ve tan bella desde esta ventana
burocrática que casi veo los senderos
de los ahorcados como pistas de aterrizaje
cubriéndose por la neblina del atardecer.











Título de la fotografía: Bucaramanga desde el Mirador

De Ludwig Snider Suárez - Trabajo propio, CC BY-SA 4.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=46347142








Acapulco



El recorrido aproximado veinte minutos en automóvil por la vía a Piedecuesta saliendo desde la puerta sur; se rueda por una vía que atraviesa las montañas en estricto caracol hasta el centro del poblado donde se ha establecido a estas alturas un barrio que tiene un nombre llamado igual que el mundialmente famoso balneario mexicano de Acapulco, que según he oído, en estos últimos años ha perdido la casi totalidad de turismo que llegaba de los Estados Unidos, pues los gringos se ha volcado a otro conocido balneario de Centroamérica, haciéndole caso  al miedo.
En Acapulco las direcciones son provisionales, el barrio queda dentro de una región llamada Ruitoque, que está dividida en bajo y en alto. En la parte alta, lo primero que hicieron unos visionarios constructores (dicho sea de paso, fueron los primeros urbanizadores en estratos medios altos y altos; costumbre que ha prevalecido hasta el punto de ser completamente inexistentes los urbanizadores de estratos medios y bajos; hecho que siempre ha causado las invasiones tugurízales a los campos aledaños y su consiguiente deforestación) un exclusivo condominio ( no hace falta decir que campestre) de una creatividad copiada de un campo de golf. El resto del campo de Ruitoque alto, está ocupado por estaderos campestres donde se han acreditado los deportes extremos; tal el parapente, el para motor y estratégicas casas quintas construidas por particulares. Acapulco ( creo que influido por unos nuevos decretos que obligan a los constructores a estratificar con derecho a la igualdad; si se construye un estrato seis por ejemplo, deben construir aledaño un estrato tres) se invadió debido al incumplimiento de ese decreto; el resto de la región baja está ocupada por terrenos de estricta medida donde pueden construir los que quieran y puedan; de hecho abundan las casa quintas también, pero cerradas; los vecinos deben también tolerar los abundantes sapos que se pasean por los alrededores ( y que a mi parecer no son comestibles como lo teorizaba un señor que también aventuraba recetas).
Las gentes de estos estratos populares tienen un mimetismo con los estratitos pudientes. Paradójicamente, el nombre Acapulco quiso ponerse a la altura (este queda en la parta baja de la meseta) de la parte alta.
Por otra parte, la abandonada costumbre de bautizar a los hijos con nombres de origen anglosajón por los ricos, es practicada con toda naturalidad a nivel popular ( los acostumbrados dos nombres son combinados; el primer nombre anglosajón, el segundo latino). La vigente costumbre de los ricos de llamar al festejo del nacimiento de sus hijos“Baby shower”; un neologismo que copiaron lo estratos medios. Una costumbre agotada popularmente, consistía en que los fines de año se llenaba de mirones las amplias rejas del central “club del comercio”, situado precisamente en un parque donde queda ubicada la catedral de la ”sagrada familia”. Desde los enrejados jardines que daban a las calles, las amplias ventanas del club dejaban ver las fiestas de gala de estos, que contrataban orquestas que la publicidad afamaba nacionalmente.
Cuando esperaba el viejo bus para regresar a la ciudad, en la parada frente a la casa del anciano Guajiro (el curandero del barrio, que es una especie de santero cubano) escuchaba el grito energúmeno de una joven mujer hacia alguien que se llamaba Samuelito. Tenía el limón que me había dado mi mujer, para despellejar poco a poco la piel e ir mordiéndola mientras el bus rodara por el tobogán hacia el área urbana; remedio -dice ella- eficaz para el mareo. Se dice castizamente -ir royendo o mordiendo la cáscara del limón-. Había pasado el fin de semana con Ella en la parcela de Acapulco (así llaman a una casa que está construida en un terreno campestre por pequeño que sea). Parcela que comparte con sus hermanas; unos años atrás, había vendido parte del terreno a sus dos hermanas (una viuda y otra separada) por un precio que al pasar de un tiempo se ha valorizado veinte veces más (la construcción habitacional es la que más nuevos ricos ha hecho).
El elefante gris de la deforestación de los campos mientras la ampliación urbana de estas ciudades intermedias avanza, pare la deforestación de las fincas improductivas que las parcelan para venderlas a los urbanizadores o para casas campestres. Incluso el exclusivo conjunto campestre Ruitoque se estratificó de una forma creativa; como habíamos advertido, al ir subiendo la loma de ese conjunto residencial, digamos que en un Ford o en un Toyota Fiesta… (Conozco poco de automóviles) ! …Pero me atrevo a asegurar que en mi medio siglo de vida no he visto jamás en esta ciudad llamada Bucaramanga, el deportivo carro Alemán Porche (dizque en Medellín ya rueda el 911 Turbo 2010, que pasa de los cero a los cien kilómetros en sólo 3,4 segundos) tanta velocidad si puede darse en Medellín si tenemos en cuenta que una vez dijo el mafioso don Pablo, que cuando él empezó a hacerse rico le parecía ridícula la fortuna de los que se decían la "flor y nata" de la sociedad de allí, de sus avanzados industriales.
Como decía, a medida que vamos avanzando en automóvil por Ruitoque alto, vamos encontrando que cada parcelación está numerada por "hoyos". Inicia el hoyo uno y así sucesivamente; al parecer las personas de las residencias de los “hoyos exclusivos" ( parece ser que a los hombres pudientes, al escoger esposa les interesa más la tradición familiar) no les cae muy bien los vecinos que no tengan "pedigrí" (pero no como el de sus perritas de raza) así estén llenos de dinero, como los actuales nuevos ricos entre los que se cuenten muchos de "hoyos más abajo" que adquirieron sus fortunas de extraña manera, y otro nuevos ricos que hicieron sus fortunas guiados sabiamente por la mano invisible. De todas maneras, en estos estratos se encuentran familias que han hecho del arte de la apariencia ( ¿pero se podrán mover en esos estratos de las clases aristocráticas de papel?) todo un modo de vida; apariencia que no les impide humillar a su servidumbre y hacerles ver a otros lo "ricos que son". Pero los que son de clases tradicionales pudientes, hacen llorar a los arribistas de hoyos más abajo, pues los de la "flor y nata" les muestran su desprecio, como le sucedió a una exclusiva señora ( "arribista" quiere decir -como lo definión Goethe-que son gentes que pasan por encima del que sea, en el logro de su estatus social) que además de ser cleptómana, era terriblemente intrigante; no vacilaba en culpar hasta la más inocentes muchachas de su servidumbre de algo que estas no habían cometido con la intención de no pagarles el sueldo ( ni pensar como seria el marido; hubo un tiempo en que se popularizó entre algunos empleadores, el abuso sexual para las niñas que contrataban haciendo uso de bajas artimañas (¿pero qué se puede esperar de una generación que se crio viendo telenovelas de un sensacionalismo espantoso?). Dicha señora arribista, se dispuso después de recibir varias Llamadas telefónicas, a cambiarse para un condominio de "nuevos ricos" sin pedigrí. Esta señora, conocida de mi actual cuñada que ha terminado viviendo sola en la “parcela” padece, se diría, de serios sentimientos de “culpa” pues si presiente el castigo por su cleptomanía, se anticipa lavando su conciencia con las picardías que le hace a los más débiles.
Es muy común en las madres de estratos populares de esta región la tendencia a depender moralmente de sus “machos”. Cuando estos las dejan, ellas culpan a sus hijos, y en consecuencia los castigan. Otra cosa es culpabilizar a un niño por el más mínimo detalle; ellos se defienden rebelándose contra la tutela de sus progenitores.
El arribismo es una herramienta usada generalmente y también estratificada. Es una herramienta al igual "voraz"; también la usaron en la época de Goethe ( este le dedicó al arribismo unas líneas explicitas). En la época de las luces de París, los latinoamericanos que llegaban con sus ínfulas de gente de mundo a gastar dinero ( esto sería efectos del arribismo) les decían "arrastracueros"; gente sospechosa, pues no se sabía de dónde habían sacado su dinero ( en esa época, la hoja de coca sólo la había usado Freud para sus experimentos).
Actualmente el arribismo es una herramienta usada por los políticos y funcionarios latinoamericanos, que ha hecho de ésta una vulgaridad mayor (son los nuevos "arrastracueros"), sumada al "culto de la personalidad" cultivado por los populistas. Vale todo para su proceder; lo importante es lograr la ambiciosa meta. Podría creer que la causa principal de ese estado de cosas, fue la que señaló a finales del siglo XIX Miguel Samper Agudelo (de las cuales, la aristocracia conservadora se echaba cruces y tocaba madera) y que consistía en avizorar un precaria e inexistente industrialización de estos países, dedicados a ser comisionistas de las potencias industriales.
Bueno, en suma, una casaquinta del condominio de Ruitoque, puede valer, viéndolo desde las nubes dos mil millones de pesos, lo que equivale a decir que un porche cuesta unos trescientos millones de pesos, una casita en un estrato tres de cualquier barrio puede costar ciento veinte millones de pesos, un empleado de empresa recibe un salario de medio millón de pesos mensuales. Un salario mínimo en estas fronteras es de unos trescientos euros al cambio.


 

martes, 12 de marzo de 2013

LA JORNADA


El muchacho dijo espontáneamente que aquel tipo -luego lo señaló con su dedo índice- era de “medallo”, que lo había escuchado hablar el viernes mientras pedía fiado el refrigerio de antes del almuerzo, lo que correspondía al mecato de media mañana en el modismo local. Luego lo escuchó decir la “muletilla” de la gente de “medallo” mientras le pedía regalado un cigarrillo a su ayudante.  Ese viejo es un desjuiciado, siempre se ve sin dinero  –sentenció el muchacho- dando el último sorbo a su vaso de avena. Si lo dice por viejo, apenas tiene treinta años -repuse- Yo estuve con él el viernes; hablaba,  hablaba, hablaba fluidamente con ese acento tan envolvente que tienen los de allí ¿no has escuchado hablar de los culebreros? Se dice que “culebrero” que se respete es de Medallo (el culebrero es un vendedor ambulante que hace gala de una terrible elocuencia callejera). La señora  que vendía las “papas rellenas” y la avena siempre bostezaba a esta hora del lunes, gesto que me parecía fuera de lugar en este mes del año en que el  sol del trópico quemaba. Nos  encaminamos hacia el piso doce de la obra no dando tregua al comentario: ¡Mire chino…! -Le dije- (el apelativo “chino” en el modismo local se reservaba para niños y gente del común), el paisa, como le dicen a los de “medallo”, no dejaba de pedir cerveza, no dejaba de hablar: ahí estuvo el maestro de obra, los mamposteros, los estucadores; el lugar se volvió una orgía de cerveza, de música ranchera, hasta que el costeño se enfureció; exigió que pusieran canciones vallenatos.  Ahí se formó un problema; me quise ir, pude leer en la mente de Joaquín que no me dejaría ir hasta que no gastara el último centavo; el maestro de obra, dijo persuasiva, paternalmente , que dejaran ir al doctor ( así me habían apodado en la obra).  El chino dijo con entusiasmo que conocía al hijo de Joaquín; el hijo de Joaquín  dice que dentro de pocos años estará jugando en un club de futbol en Europa, me lo dice a mí que soy su amigo ¿pero al menos está jugando ya en el equipo de futbol de la ciudad? -Le pregunté-  ¡No…! –Contestó- pero es el mejor jugador del equipo del barrio, se da el lujo de ostentar su clase de jugador, incluso en su colegio. Muchos  lo odian porque va por ahí diciendo que se parece físicamente a Michael Owen, incluso se dio el lujo de despreciar a Mirleya,  que se atrevió a decirle que él le gustaba. Ella,  resentida, le dijo que no tenía la altura de Owen ( por supuesto el no llegaría a medir un metro noventa en su edad adulta, con diez y seis años, a los veinte  llegaría a medir por mucho uno sesenta y cinco, que es por decir menos la estatura promedio).  Luego se fue calle abajo de la casa de Joaquín ( que  es una casa como las que se construían en la colonia española, en un barrio en las que quedaban ya pocas) y se escuchaban sus insultos contra el que se le atravesara...  Pero el hijo de Joaquín no va a los bailes de cumbias peruanas, donde van los llamados “ñeros” (los que se han vuelto  “ninis”) ¿entonces qué música le gusta al hijo de Joaquín?  Esa que sonaba a finales de diciembre del año que acabó de pasar (  el dos mil cuatro ). Un  fuerte olor hizo que el chino se distrajera, cayéndole en el ojo derecho la delgada sopa del estuco; la queja hizo que el doctor se bajara del banco de madera que usaba para estucar las partes altas del muro.  El ojo del chino le lloraba por el enrojecimiento, el doctor le lavó el ojo con abundante agua, mientras decía que había algo raro en la obras en construcción que hacía que el intestino no funcionara decentemente. Luego  le sonó el “beeper”, lo miró ( también al reloj) y salieron de la obra  bajo las maldiciones del chino que decía que cuando alguien está de malas hasta del cielo llueve m… Al maestro de obra le sonó su  teléfono celular ( que era una rara ostentación ); el chino le alcanzó a ver el celular y se burló de esa “panela” ( la panela es un endulzante popular del tamaño de un ladrillo de barro cocido, que resulta de la miel desechada en las plantaciones de caña de azúcar). Vea maestro- se refería al estucador- ya está navegando a toda máquina el “ Smartphone” y ese “pingo” todavía con… ¡ Una  panela! (“pingo” era el  apelativo para gentes de esa ciudad que quería significar a alguien insensato, pero que se decía como “muletilla” ¡Ahh.. ¿qué pensarás de mi beeper?... Huevón!-dijo el doctor-. Hicieron detener una buseta y la abordaron ( a la derecha de la buseta circulaba  un motociclista que fue dar lentamente  contra un andén).   Radio Nacional transmitía la noticia destacada de estos inicios de año con la captura de un jefe guerrillero apodado “Granda”; que si fue detenido en el vecino país, que si no fue en el vecino país la captura; que la Potencia Mundial estuvo involucrada.… La madre, chino –dijo el doctor- apague ese puto radio o si no le lanzo de aquí un bollo de estuco. Primero se bebía un café servido en un vaso desechable del que vendía Doña Teresa, la que cargaba los termos con el negro líquido en un carrito de bebé… ¡Ya son las tres de la tarde y no podremos cumplir la tarea por estar hablando paja…! Maestro es que los lunes siempre son del zapatero –repuso el Chino-( con eso se refería a la costumbre de los obreros de zapatería de no trabajar los lunes) ¡ Tienes razón, acabemos este puto enero, entonces, hablando m…! ¿Cuántos años tienes Damián Alexandre? Entré a diez y siete años, Maestro Corto ¿porqué la pregunta? Es que estaba pensando en el hijo de Joaquín. Ese Joaquín es un miserable cojo que se gasta todo el salario en cerveza.  Es que la Mamá de Joaquín es funcionaria de la Alcaldía -contestó el chino. Bueno, esa tarde, el paisa, cuando los obreros estaban prendidos (quiere decir que ya estaban alicorados) propuso que nos fuéramos todos a seguir bebiendo licor a un lupanar; yo, como dije, logré escaparme, después supe que fueron pocos los que siguieron al paisa y duraron perdidos unos días, hasta el punto que la familia del paisa puso la demanda a la policía ( el maestro de obra es cuñado del paisa), fue cuando usted lo escuchó pedir fiada la merienda.  Bueno don Corto, menos mal que yo me había ido con Michael Owen  a una sala de Internet.

sábado, 17 de septiembre de 2011

El Escritor Noctámbulo

Estimados operarios

La madrugada y el fin de diciembre me rasgaban suavemente el corazón. Estaba sobrio, expectante. Observaba al chico que tenía un hambre terrible y la manifestaba. El hotel se veía desde la distancia como un restaurante chino en un sector popular ¡Comer era la cuestión! El hambre del chico me conmovió mucho. Salí a la calle a observar: una mujer semidesnuda se ocultó tras un poste de alumbrado y luego entró en la antepuerta de uno de esos hospedajes de mala muerte, después un tipo mal encarado se lanzó a la boca del poste donde había entrado la mujer. Muchos indigentes aparecieron de la nada por esa misma calle que alcanzaba a tener un poco de la luz que irradiaba de una avenida principal metros arriba: se disponían a buscar ansiosos en los andenes no sé qué cosas. De una -Me dice Carlos- camina y busca unos ayacos. Una caña de un retardado volador, caía inofensivamente sobre un tejado. En la desierta manzana de la plaza de mercados, revoloteaban algunos buitres. El Padre del chico, viejo en su oficio de portero, observaba quizá con una tranquilidad estudiada, el hambre del hijo. Me desesperé un poco: no tengo la culpa de ser cobarde, la literatura es basura, hace a los hombres cobardes y provincianos; lo único que tengo que hacer es cruzar la calle frente a la plaza de mercado, pasar por la vereda donde están los indigentes e ir a buscar el bollo. Hay un montículo de basura por allí, he visto que salen ratones y vuelan como colibríes. Un ratón blanco se posó sobre un mugriento poste, reclamándome el diente del niño: no ha mudado de dientes -le dije- En la esquina, en una caseta, unas personas bebían cerveza. El aturdimiento de la pólvora se había aturdido y daba paso a un pequeño cielo despejado. Tomo cerveza, brindo por la vida y por el primero de enero que me descubre aun en la mierda. El ratón se posó sobre mi hombro, tarareo una canción conocida para darme valor y la señora me dice -Cuídate hijo- Después , salí con los bollos. A la mujer del poste, aun el hombre la tenía crucificada en un pasional abrazo erótico, mientras al otro lado el cuchillo de un indigente resplandecía por el día.

12-2000

EL MACHO

Le habían dado la dirección de una nueva sala, entrando vio las chicas sentadas juntas en un largo mueble, una de las chicas le habló al oído a la Matrona. Lo hicieron sentar frente a ellas y le ofrecieron una cerveza, comenzó a beber a sorbos cortos y a mirarlas detenidamente, sin prisa, con sus ojos rasgados y su sonrisa apagada. No le parecía que esas muchachas estuvieran para ponerse un uniforme colegial como su amigo le había dicho. Mas sin embrago algo lo detuvo y le habló al oído a la Matrona; le señaló con cual chica quería estar, mientras pensaba que ella la elegida le parecía conocida. Ensayó poner la mano en el muslo despejado al cruzar las piernas. Ella se sintió un poco avergonzada, pero sin razón pensó él pues ese era su oficio y ahora que lo pensaba no se sabía si estaba acostumbrada, pues supuestamente esas jóvenes estarían estrenándose en esos menesteres. Se consoló pensando que así se sentiría la primera vez que un cliente le ayudó a quitarse el brasier. De todas maneras eso era voluntario del cliente. El macho se estremeció ante la piel de leche que tenía ante sí. Acostado boca abajo en la camilla, recordó la de ojos verdes, que por su ingenuidad lo hizo temblar mientras untaba la crema en sus espaldas. Vio a la chica concentrada en los movimientos de las manos por sus garrudos brazos. En los lisos muros unos amantes abstractos se retorcían. Se estremeció al pensar que antes de llegar a la sala, por la calle se encontró con una de sus alumnas del colegio que lo saludó efusivamente, que tal que lo vieran en estas-pensó- arruinaría su vida. Era conocido como un reparador electrónico en todas las salas de masajes que habían en la ciudad y lo conocían con el apodo del macho, pues cierta vez había gritado que él no tenía ni un pelo del otro equipo, hasta le daban crédito y a veces daba pagares falsos. Su afán de asedio en las salas era conseguir siempre la más joven recién llegada. Salió bruscamente de sus pensamientos y un estremecimiento recorrió su cuerpo cuando la chica le dice “profesor”, sin quererlo tuvo una gran erección. Ella Le dice que tranquilo y le muestra un vibrador que tenía guardado. El profesor queda paralizado. Ella intuía su suave consentimiento al resbalarle el vibrador sobre sus espaldas. el sentimiento de su machismo se apoderó de su alma al sentir la mazorca deslizándose hasta sus viriles glúteos. La chica quería que los hombres supieran como era ser penetrada. Ella misma quería ser un hombre. El macho sintió cierto estremecimiento.

11-03-1996


El Escritor Noctámbulo

Cuando Lorenzo supo que Octavo Paz había ganado el premio Nobel merced a su genialidad burocrática, decidió decididamente anular todo vestigio de burocracia de su vida de escritor: nada de vender libros y menos de promocionar su propia literatura ¡Qué es eso¡ valga la burla. Que un escritor tenga que seducir a la gente para que lo lean, el que debe seducir es el texto mismo –reflexionaba perentoriamente- así que abandonó sus escritos al maravilloso escenario del publico invisible, del tiempo avaro y dejaría que la fama ( que se volvió una vieja hippie según él ) hiciera lo que se le diera la gana; sus provincianos amigos escritores que pensaban también que la literatura era “presencia” podían seguir engañándose. De todas maneras Octavio Paz era un mediocre que había sido famoso, con el olvido rondándolo como polillas y se confesó a si mismo lo que en conciencia era cierto: él sería un mediocre oscuro, pero al diablo, tendría a los grandes genios de letras a su alcance: leería un treinta y uno de diciembre a media noche el más famoso poema de Goethe, leería en sus amaneceres más trasnochados a la Eneida, a Baudelaire y a Vallejo. En conclusión, para un escritor como él que había lanzado al caño la burocracia, el mercantilismo del libro, la literatura de mercado y la irracionalidad de las musas, nada mejor que internet, que me lean todos los que quieran. Así pasaban los años y publicaba su artículos, relatos y poemas sin sondeos de visitas a sus páginas y a otras páginas que manipulaban lo sondeos de visitas y atraían lectores mediante la práctica de la ciencia de la publicidad. Me importa un rábano -decía- De ahora en adelante -y no se confesaba que era una especie de retaliación- escribiré para causarle una honda impresión al lector -si es que existe un lector- así nunca sepan quién soy, ni quien seré “yo” . No quería romper con el “yo” pese a todo y pasar a las filas de los liberados del ego que solo querían o vislumbraban la trinidad griega: la belleza, la ciencia y la virtud”. Si, sus textos tenían un nombre de autor. Una mañana que se despertó a mirar su página, observó que uno de sus relatos publicados un tiempo atrás, tenía un comentario: del otro lado del océano alguien lo había leído y ponía un buen comentario de un relato: original y me gusta este relato, decía el comentario. Así pasó casi un año reflexionando ese comentario y llegó a la conclusión que es mejor un comentario sincero que mil visitadores hipócritas. El tiro que le pegaría al lector que cayera en la trampa de sus textos, sería el de manipular su conciencia, el de hacerlo cuestionar sin que se diera cuenta, el de conducirlo como a un caballo al potrero de sus especulaciones y sobre todo en sus artículos que los escribía para el presente. Pero había días en que lloraba como alguien que había perdido un hijo, tanto tiempo perdido, recordaba las palabras de su abuela que decía siempre, no a él a Lorenzo, sino al aire para que todos lo escucharan, pero en el fondo sabía que esa sentencia iba dirigida a él “que el tiempo es oro y los santos lo lloran” palabras que para él sintetizaban el utilitarismo anglosajón y la moral de una época que persistía en mantenerse a través del tiempo y que cuando su abuela las decía a él no le decían absolutamente nada, pero mucho tiempo después comprendió lo que le decía su madre y se dijo que era tarde, estaba poseído por el demonio de la literatura y así algún santo tendría motivo para llorarle. Vomitaba esos pensamientos y recordaba que no había leído a Proust, que no buscaría por ningún motivo ningún tiempo perdido, mientras imaginaba a los escritores que la “gloria” les había regalado alegría, pero a pesar de todo él estaba contento, él era seductor, o mejor, sus textos eran seductores, amen y seguiría pensando que el terrible utilitarismo anglosajón posesionado en el mundo era lo más unilateral del mundo.


El Hijo de Ruth

Ricardo era el tipo de hombre que nunca había convivido con una mujer y que quizá nunca conviviría con una mujer. Ante sus dos amigos exponía reflexiones lucidas y mostraba su agrado por las mujeres jóvenes, como queriendo entrar en la conciencia de uno de sus amigos por sus gustos por las mujeres maduras. Sus ojos eran rasgados, como los de un oriental, sino resultado de una cirugía que había rellenado su cara para hacerlo ver más jovial, lo que le había producido que las secuelas de su acné de adolescente se notaran más, como si hubiera sido intervenido después de una quemadura . Su amigo le parecía que esa descripción exageraba, pero si se podía ver como un Maicol Jackson, a no ser por sus complejos debido también a su estatura. Sus dos amigos lo seguían fielmente en sus andanzas reflexivas, sino fuera también porque uno de ellos cayó en cuenta que sus disimuladas críticas hàcia lo que él hacia, lo estaban cohibiendo más de la cuenta. No moleste tanto, le decía a su otro amigo, me tiene ya traumatizado y sobre todo en cuestión de mujeres. Si se decía que era atractivo en comparación a Ricardo, porque no podía tener una chica hermosa. Al tercer amigo le parecía que este no era comportamiento de tipos de 34 años, pero los toleraba porque sus amigos les representaba un status que él no tenía, a pesar de que se consideraba más inteligente que los dos, pero a pesar de que la madre de Ricardo lo consideraba a él un borracho y mala influencia para Ricardo, a pesar de eso lo invitaban a compartir la Cena en la casa de ellos, cosa que él por falta de carácter se negaba a rechazar y lo que le valió en una ocasión que una novia que tenia lo sacara de la casa por no cumplirle una cita. Pero ninguno de los dos se atrevía a criticar a Ricardo frente a él Los dos amigos hablaban de él a sus espaldas y al otro día ya estaban reunidos.

02-01-2011


El Roto del Humo
Era la una de la mañana, pasaron por el bar Los Perros y estaba también lleno de prostitutas bailando cumbias vallenatos. Prostitutas de bajo precio pero la mayoría de ellas muy jóvenes. La pequeña minifalda que usaban y el contoneo ordinario de las caderas los hacían ver desde fuera en un frenético movimiento de los genitales. Pasaron por el Bar Carrusel donde también estaba lleno. Las prostitutas que allí habían eran más cotizadas. En ese bar no entraban sino tipos que tenían bastantes billetes. Pero ni por que así fuera, ese era un barrio que era un hervidero de delincuentes, gentes de mala vida e informales, era un zona roja, una zona de tolerancia de mala muerte . Era casi medio barrio lleno de Bares, casas de lenocinio y fumaderos de drogas. Lorenzo, le decía el amigo –Usted fue muy grosero en su primera comunión, no dejaba de maldecir- Pasaron por el bar Casa de las Muñecas y a Lorenzo le llamó mucho la atención una muchacha que estaba sentada y dejaba ver sus piernas color canela hasta sus genitales. Rodrigo-dijo- es muy bonita esa mujer que está allá sentada sola. Bueno que le vamos a hacer, no tenemos billetes. A pesar de todo, Lorenzo era muy tímido y no se atrevía a entrar al Bar para hablarle si quiera. No seamos hijueputas nos jodimos. Rodrigo quería fumar marihuana. Lorenzo había perdido su año escolar y estaba asustado ante el autoritarismo de su madre. Si marica, usted tranquilo porque no estudia. Entonces vamos a buscar marihuana, dijo Rodrigo. Pasaron por el bar El Roto del Humo, Lorenzo no sabía por qué había recordado la pregunta con la que perdió su año escolar: ¿Quién entraba por Richard Nixon, a la Presidencia? Pero si yo no soy gringo , a duras penas me gusta ver bailar a Travolta, se decía. Además no fumo marihuana y éste marica quiere empezar a fumar marihuana. Se acercaron al Roto del Humo y Lorenzo quedó maravillado, estaba lleno a reventar y todos estaban bailando una versión Vallenato de la canción Alicia la Flaca en un frenetismo de movimiento de caderas ; se acercaron un poco más, era un bar de prostitutas homosexuales. En la claridad que les daba las luces giratorias en la pista de baile, pudo observar las caras de éxtasis de los homosexuales. Vamos a buscar Marihuana, dijo. Rodrigo se internó entre unas casuchas miserables a las que se llegaba descendiendo por unas escaleras. Yo lo espero aquí, en una esquina despejada por la neblina del amanecer. Pasaron unos minutos, cuando vio a Rodrigo apretándose con una mano el ombligo. Primo, le dijo con cariño, me metieron la punta de un cuchillo en el ombligo. Rodrigo era un jovenzuelo que vivía hacia poco tiempo en la calle, su familia vivía en la indigencia. Lorenzo comenzó a pensar en su primera comunión, si, se veía elegante en la iglesia, había blasfemado varias veces por que accedía fácilmente a la cólera frente a su familia; su abuela que lo llevaba de la mano, lo sintió inquieto y lo aferro mas fuerte cuando el cura paso dando bendiciones
23-12-2010